Desde el informe Delors (Unesco, 1996) el Mundo ha estado ocupado con mayor atención en mejorar la calidad educativa, tanto que no sólo han sido reformas al sistema las que se han permeado por los informes supranacionales, sino también leyes particulares, con la Ley 20.903 que creó el Sistema de Desarrollo Profesional Docente (2016). Dichos cambios, que no son para arrojar resultados inmediatos, parece que, si han logrado un primer paso de lo formulado en sus inicios, ya que los resultados del SIMCE 2023 arrojaron una recuperación mucho más rápida de lo esperado por analistas y el propio sistema.
Las mejoras reflejadas en la medición que se realizó a las 4tos básicos y 2dos medios en lenguaje y matemáticas serán parte de los estudios y análisis multifactoriales que de seguro comenzarán a realizarse, no obstante, para quienes estamos insertos en el Sistema y formamos docentes, hay un factor que condiciona muchísimo esta situación, y a nuestro juicio es la calidad docente.
Este factor, que viene aplicándose desde hace algunos años con las reformas del gobierno de Michelle Bachelet del año 2016, en algún momento deberá comenzar a observarse, ya que hoy, si bien se forman menos docentes en Chile, también es cierto que la exigencia de calidad que deben cumplir los programas y carreras de educación en el país es mucho más elevada que antes de dicho periodo, lo cual redunda en que tenemos docentes más preparados a los cambios de lo que se creía. En otras palabras, la profesionalización de la docencia, como la llamó Beatrice Ávalos, está mostrando resultados positivos.
Por otra parte, también, y a pesar de las múltiples y cuestionables dificultades de instalación que han tenido los SLEP (sólo tenemos 11 en funcionamiento hasta ahora de un total de 64 que deberían existir en el país), sus resultados también muestran mejoras substantivas con respecto a la medición anterior. En este sentido, resulta importante, que así como hemos identificado diferentes problemáticas en acciones específicas del Estado sobre la educación, también es necesario que reconozcamos que las reformas que siempre se han utilizado con fines catastróficos en el mundo político, hoy se valoricen, pues todos coincidimos que para mejorar la calidad de vida en un país que alcance el desarrollo, debemos mejorar la educación y disminuir las brechas formativas.
De ahí que, necesitamos también mirar los aspectos positivos de lo que se ha ido haciendo, para alcanzar acuerdos políticos que contribuyan a la mejor que requiere el sistema educativo para seguir avanzando.
Esta columna fue publicada en diferentes medios de prensa nacional.
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