domingo, 2 de julio de 2017

Los mejores jugadores de la historia.


Crecí mirando derrotas de nuestra selección. Viendo jugar finales a equipos que admiramos con la lejanía ilusoria de querer parecernos. De chico, en la pichanga de fin de semana, usábamos nombres de ídolos extranjeros porque los chilenos no alcanzaban para todos, con suerte la delantera, primero Zamorano y después “el Matador” Salas. Vi como todos ustedes los terceros lugares de las selecciones menores. Nunca habíamos ganado, ni siquiera lo mínimo, para decir que teníamos historia en algo. Marcelo Ríos fue un excepción y fue bajo las mejores condiciones posibles. No iba al colegio, tenía cancha de tenis para él solo, viajaba con libertad por el mundo jugando campeonatos y mostraba una arrogancia que todavía muchos le alaban. A mi sólo me alegró su número uno como me alegra ver campeón a un equipo que juega bien pero no es mi favorito. Las medallas de Oro en las Olimpiadas de Atenas de Massú y González las disfruté más, pero porque su juego era más parecido a la vida que nos toca a los que no tenemos apellidos de élite ni la plata suficiente para desarrollarnos en las mejores condiciones. Su juego era puro esfuerzo, pura fuerza, pura perseverancia. Pero esta selección de Bravo, Medel, Jara, Isla, Aranguiz, Díaz, Hernández, Beausejour, Vidal, Sánchez y Vargas nos ha mostrado que se puede cambiar la historia. Que los obstáculos se pueden vencer sin ayudas extras e incluso contra ellas. Pero sobre todo nos ha mostrado la victoria y el placer máximo de poder disfrutarla. He celebrado sus triunfos en el silencio imposible de una mente que grita sin miedo, sin cobardía ni pequeñez. 
Chile no sólo corre más que otros, sino que ataca más, salta más, llega más veces al arco y sin miedo pega tanto como recibe. Sus jugadores de no saber hablar bien español hoy casi todos hablan más de un idioma. Sus camisetas y nombres son las que usan ahora otros niños con la esperanza ajena que teníamos nosotros en esos otros tiempos, enseñándoles inconscientemente que se puede.
Debo confesar que siempre admiré el juego brasileño, aunque sabía que nunca lo tendríamos porque su ritmo lo llevan en el ADN. Miraba con ganas a los argentinos, especialmente a Maradonna, porque era la idea de un jugador genio que ganaba partidos, asustaba al rival y una falta cerca del área era gol seguro si él estaba en cancha. Y así esperamos a tener un 10, ese 10 maradoniano campeón del Mundo. Pero sólo tuvimos un 9 y luego un 11.
Sin embargo hoy tenemos el equipo completo del 1 al 11, todas las posiciones con grandes jugadores, que han ganado el partido más importante, el de la vida. ¿Qué sería de Medel, Vidal o Vargas si no fueran jugadores de futbol? ¿Qué sería de Sánchez si aún viviera en Tocopilla o de Bravo en Viluco? No es necesario responder porque todos sabemos las respuestas. Acá en este país, donde la gente sin oportunidades es llamada Flaite y marginada por su color de piel, donde ser de regiones es un desafío a las posibilidades de cualquier cosa que se quiera hacer, porque allá hasta tener trabajo estable es difícil para los sin profesión. Pero ellos llegaron a lo más alto posible. A los mejores equipos del Mundo. Vidal pateando los penales en la Juventus. Si, la juve donde antes lo hacía Pirlo. Bravo atajando en el Barcelona, mismo equipo donde la 9 fue de Sánchez. Esta selección nos ha dado lo mejor que podíamos saborear del deporte, el triunfo y el talento. No sólo gana, sino que lo hace jugando como un equipo. Todos para todos. Son comunitarios con la pelota, se la pasan de uno a uno, hasta donde el arquero juega. Son solidarios a socorrer al que la tiene difícil y son guapos cuando ponen su cuerpo pequeño al lado de jugadores gigantes. Por eso hoy estoy feliz a pesar de la derrota. No celebro porque soy mediocre, sino porque ser segundo significa haber hecho el mismo recorrido que el que salió campeón, pero en esto a veces también se necesita un poco de suerte, como en todo. Una fracción de segundos nos puede arrancar la vida, porque somos frágiles. Cosa que muchos olvidan por la arrogancia del que la tiene fácil. Ellos ya son campeones, no una, sino dos veces. Ganándole a la Argentina de Messi. La del mejor jugador de la historia. Le ganó a Portugal con Ronaldo en cancha y hoy se paró sin cansancio a ganarle a Alemania. 
Eso muestra las ganas de este equipo, que es como nuestro pueblo que se levanta de aluviones, incendios, terremotos y tsunamis. Se parece a sus hombres y mujeres trabajadores que día a día quieren vivir mejor y se esfuerzan por ello, a pesar de las barreras y las faltas de oportunidades. Son como la mayoría de los que no venimos de arriba, sino que han subido desde abajo. Saltan más, corren más y son más talentosos.
Por todo eso, gracias. Muchas gracias por verlos ganar finales y también perderlas, porque a pesar de la derrota hoy demostraron que siguen siendo los mejores.

2 comentarios:

  1. No puedo estar más de acuerdo contigo Eliseo...!!! Y esta historia aún no termina de escribirse.
    Los grandes siempre tienen su revancha..!!!

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