miércoles, 23 de agosto de 2023

Los desafíos del nuevo ministro de educación

 La educación siempre es un desafío para los gobiernos. De ahí que no sea extraño el cambio en el Mineduc en lo que fue el tercer ajuste ministerial del presidente Boric. La cartera de educación no sólo es compleja en sí misma, sino que actualmente posee al menos tres conflictos: 1) el plan de reactivación educativa; 2) el paro docente; y 3) los compromisos de campaña.  

No es fácil la tarea que tiene que enfrentar el nuevo ministro, para un gobierno cuyas máximas figuras emergieron del movimiento estudiantil y para el ministro mismo que fuera asesor del Colegio de Profesores, y, hasta el año pasado, subsecretario de esta misma cartera. 

Nicolás Cataldo, en ese sentido, podría entenderse bien con los profesores y generar condiciones para una mesa de trabajo conjunta que evite un paro indefinido, pero no será lo mismo en el plan de desarrollo estratégico del Mineduc, donde el desafíos es resolver problemas de administración y gestión pedagógica, que van desde cambios al modo de financiamiento de la subvención en base al promedio de asistencia de cada estudiante, hasta desarrollar un plan más eficiente de los Servicios Locales de Educación Pública (SLEP), en el proceso heredado de la desmunicipalización del año 2016 y que no fue resuelto por la administración de Sebastián Piñera. 

Con todo, el Mineduc es una cartera estratégica que en este “primer tiempo” del gobierno no había ocupado la centralidad que posee y que hoy se asume como un desafío a mejorar con el cambio de la conducción. Esperamos todos quienes nos dedicamos a la educación, que se camine en la dirección correcta para poder avanzar en una real mejora de la educación post pandemia y poner los énfasis en los aspectos técnicos que se están demandando, por el bien de nuestros niñas, niños y adolescentes. 

lunes, 14 de agosto de 2023

Paro Docente

 En el Mundo la educación siempre ha sido un desafío. Gobiernos y sociedades civiles año tras año, discuten los modos en que las complejidades humanas manifiestas en la realidad se absorban con prontitud en los sistemas educativos. Hoy, por ejemplo, inclusión, tecnologías, finanzas, convivencia o inteligencia artificial, entre otras. Sin embargo, es poca la atención que se pone sobre lo que dicen los y las docentes, quienes conocen mucho mejor la realidad de las aulas que viven a diario y que, muchas veces, se tiende a transformar desde miríadas que poco responden a las necesidades particulares de cada comunidad escolar. 

En este escenario, el ministro de educación tiene siempre un desafío mayor al de otras carteras, pues se espera de él un reflejo estratégico del gobierno en el área y no una simple administración de funcionamiento. En este mismo sentido, el hecho que la primera magistratura emergiera políticamente desde el moviendo estudiantil que reclamó una educación pública, gratuita y de calidad, deja en una posición a priori de mayores expectativas a cumplir por esta cartera. Y ahí es que resulta significativo el paro docente que viene in crescendo, pues lo que se pide es en resumidas cuentas dos cosas: 1) el cumplimiento de compromisos de campaña y 2) una agenda común que logre subsanar los estragos que no se han corregido con las leyes del 2016 y que en algunos casos, como los SLEP, no han funcionado. 

En tal sentido, creo que el ministerio tiene que escuchar más a sus docentes porque se está alertando una situación que reclama una pronta solución y no una promesa de largo aliento, no sólo por evitar un conflicto político social como es el paro de uno de los principales gremios del país, sino porque están expresando la necesidad de resolver problemas que se pueden ir agrandando hasta llegar a niveles insolubles.


Texto publicado en varios medios digitales