La educación siempre es un desafío para los gobiernos. De ahí que no sea extraño el cambio en el Mineduc en lo que fue el tercer ajuste ministerial del presidente Boric. La cartera de educación no sólo es compleja en sí misma, sino que actualmente posee al menos tres conflictos: 1) el plan de reactivación educativa; 2) el paro docente; y 3) los compromisos de campaña.
No es fácil la tarea que tiene que enfrentar el nuevo ministro, para un gobierno cuyas máximas figuras emergieron del movimiento estudiantil y para el ministro mismo que fuera asesor del Colegio de Profesores, y, hasta el año pasado, subsecretario de esta misma cartera.
Nicolás Cataldo, en ese sentido, podría entenderse bien con los profesores y generar condiciones para una mesa de trabajo conjunta que evite un paro indefinido, pero no será lo mismo en el plan de desarrollo estratégico del Mineduc, donde el desafíos es resolver problemas de administración y gestión pedagógica, que van desde cambios al modo de financiamiento de la subvención en base al promedio de asistencia de cada estudiante, hasta desarrollar un plan más eficiente de los Servicios Locales de Educación Pública (SLEP), en el proceso heredado de la desmunicipalización del año 2016 y que no fue resuelto por la administración de Sebastián Piñera.
Con todo, el Mineduc es una cartera estratégica que en este “primer tiempo” del gobierno no había ocupado la centralidad que posee y que hoy se asume como un desafío a mejorar con el cambio de la conducción. Esperamos todos quienes nos dedicamos a la educación, que se camine en la dirección correcta para poder avanzar en una real mejora de la educación post pandemia y poner los énfasis en los aspectos técnicos que se están demandando, por el bien de nuestros niñas, niños y adolescentes.